En la
tierra gobiernan las rocas.
Mueren
en el aire clamores y ruegos.
Se
desangra el agua por ideas locas.
Y
entonces nace la mujer del fuego.
El
fuego trae destrucción, evolución.
Mata
lo antiguo, lo hace cenizas.
El
caos más sublime en una canción.
Que
mata el dolor y devuelve sonrisas.
GLORIA
eterna a la irreverencia.
Una
voz hace florecer a la primavera.
Tose
enferma la anciana indecencia.
El
populismo se convierte en calavera.
Brilla
la flor libertaria en su cabello.
Cuando
se agigantan sus ojos de tigre.
Brindan
las estrellas sus destellos
Y el
alma humana por fin vuela libre.
Cantan
las llamas en silbidos.
Lloran
las rocas calladas.
Se
escucha lo que fue prohibido.
Mueren
mentiras entre rosas y espadas.
Ella
hace temblar al honesto y al malvado.
Al
segundo porque se acaba su camino.
Al
primero porque queda enamorado.
Su
palabra es un castigo divino.
Su
silueta desploma los muros.
Sus
manos construyen puentes.
Duelo
entre la luz y lo oscuro.
Duelo
entre la avaricia y lo inteligente.
¡Que
mueran los espectros políticos!
Los
que predican inhumanos humanismos.
¡Que
mueran los Zeus y los Odínes míticos!
Revolución
es pensar por sí mismos.
GLORIA
eterna en la verdad.
Tuberculosas
piedras en camas.
No hay
jaula para la libertad.
Ni
para esta princesa de llamas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario