martes, 8 de noviembre de 2016

CRÓNICAS ANÓNIMAS: LUCHAS EN EL ZULIA

La sociedad piensa que las mujeres somos débiles, bueno la verdad es que hasta nosotras mismas lo pensamos, siempre tendemos a querer un hombre fuerte que este allí para defendernos, y sí, es bonito tenerlo pero no siempre lo necesitamos, nosotras valemos más de lo que pensamos, y sí, afortunadamente en ocasiones hay hombres que si nos ayudan a darnos cuenta de lo que somos. ¿Saben? Hay una gran fuerza dentro de nosotras que puede mover al mundo si nos atrevemos a buscarla.
Yo vivo en Maracaibo, las cosas no son tan fáciles por aquí y por supuesto, siempre esta ese sol inclemente que te recuerda que debes quemarte las pestañas y más que eso si deseas ser alguien y lograr tus metas. Yo creo que soy una chica bastante normal, y sí me considero bonita, sería un error no hacerlo. Soy adicta a tomarme fotos, es normal, soy mujer ¿no? No tengo gran estatura escasamente mido unos 1,64 centímetros, excepto cuando me pongo tacones que siento que mido lo suficiente como para comerme al mundo.
Aunque... vivo en un país donde mueren los sueños antes de nacer, donde las esperanzas lloran con tristeza y a las oscuridades les salen sombras. Siempre he intentado cambiar las cosas, mi motivación ha sido mi hermano, tengo a mi hermano en una silla de ruedas, él tiene 25 años, quedó así luego de tratar de impedir un robo, los delincuentes le dieron tres disparos en la columna y hace poco recibimos la infeliz noticia de que mi hermano tiene cáncer. Ha sido devastador. 
Me es imposible no llorar mientras escribo esto. Se va a morir, ya no va a estar y luego quién me desordenará el cabello por las mañanas y me dirá "Te quiero mucho". Me parece una fantasía, una mentira que todo este esté sucediendo, de verdad no lo puedo creer pero me golpea la realidad todos los días. Aún recuerdo cuando éramos niños y mi hermano siempre me alejaba de los niños malos que se me acercaban, él siempre estuvo allí para mí y yo no sé cómo estar para él. A pesar de todo, mi hermano en todo momento me sonríe como si absolutamente nada malo estuviese pasando y eso es lo que más ganas me dan de llorar, sobre todo saber que él pudiese curarse si se opera afuera pero no se puede, hace tiempo teníamos una pequeña empresa y por no arrodillarnos al régimen chavista nos la quitaron, así que no tenemos los recursos para llevarlo a un sitio donde puedan ayudarlo.
Sinceramente ya no sabía que hacer hasta que un 12 de febrero se prendieron mis alarmas porque todo el mundo estaba saliendo a las calles a  protestar, y por supuesto yo no me iba a quedar de brazos cruzados en casa. Fue horrible todo lo que viví, sobre todo cuando empezaron las detenciones masivas y los asesinatos. Por todo esto, definitivamente yo ya no podía dar mi rostro, si me capturaban seguramente haría que los últimos días de mi hermano, él no volviera a sonreír. Esto sin mencionar que de verdad me asustaba el ser capturada por ellos, quién sabe cuantas cosas podrían hacerme. 
Entonces, un 28 de febrero de ese año, del 2014 a eso de las 7:05 am, caminando por Plaza "La República", me tropecé con algo y caí al suelo, cuando me levantaba para ver con que me había tropezado, me doy cuenta que había sido con una máscara con una larga sonrisa y mejillas rosas como las mías. Al parecer la máscara no era de nadie y lo más extraño era que parecía que me hablara, en ese momento me dio un escalofríos porque sentí que la máscara de alguna manera absurda me estaba buscando. Me la llevé a mi casa y posteriormente recordé que era el emblema de un grupo llamado Anonymous, lo curioso es que yo no sabía absolutamente nada de este grupo pero al sostener la máscara de frente entre mis manos, sentía que ella me lo contaba todo. Era como si ella me hubiese elegido.
Empecé a llevármela a todas las protestas y manifestaciones y era algo increíble cuando la usaba, sentía que me llenaba de una fuerza mística que no podía explicar, era como si estuviese conectada a millones de personas y tuviese la valentía de cada una de ellas, era como si todas esas personas vivieran en mi piel y yo en las suyas. Al colocármela sentía que había millones de voces en mi garganta al mismo tiempo. Me preguntaba si de verdad esa máscara estaba hecha solo de plástico, cada día me intrigaba más en lo que me convertía cuando me la ponía, ¿será que estos símbolos eran fabricados en el taller de algún brujo? Me preguntaba que tanto tenían que ver esos "anónimos" en lo que yo estaba sintiendo, había algo más allá que yo no sabía... había algo mágico.
Recuerdo la fuerte represión en las Torres del Saladillo, en Palaima, recuerdo el último adiós a nuestro hermano y amigo Robert quien había sido asesinado y recuerdo como el lunes siguiente a esto durante el mes de abril, colapsamos toda la ciudad cuando tomamos 25 buses y 5 gandolas cerca de LUZ (La universidad del Zulia) cerca de la facultad de ingeniería. La gente estaba muy entusiasmada alzando su voz en las calles, y era muy curioso pero creo que yo me había convertido en otra persona, creo que en un par de semana maduré un par de años, y me sentía fuerte, me sentía guerrera, el luchar por causas justas me hizo despertar una fortaleza en mí que no sabía que tenía, quizá no tenía un cuerpo indestructible pero si tenía un espíritu inquebrantable.
Durante todo este tiempo mi hermano me apoyó en mis luchas, me dijo que se sentía orgulloso de mí y me llamaba “mi pequeña heroína”, cada vez que mi hermano me lo decía yo sonreía, creo que él también se sentía realizado a través de lo que yo hacía, él se sentía parte de esto. Mi hermano siempre ha sido tan fabuloso, yo siempre querré ser su niñita, no importa cuánto crezca o donde estemos. No pude tener un mejor hermano en la tierra. Un 20 de abril a las 3:00 de la tarde recuerdo como me sentó en sus piernas, me recostó en su pecho y me dijo “no importa donde yo esté, yo siempre te voy a cuidar y siempre voy a estar orgulloso de ti mi pequeña heroína”. Me puse a llorar y lo abracé mucho, muy fuerte, no quería que él se fuera y yo sentía que él se estaba despidiendo de mí.
Entonces vino ese mayo negro, ese mayo oscuro, maldito 28 de mayo se suponía que no debía suceder o por lo menos no tan rápido, no sé qué pasó pero estaba sucediendo lo que yo me temía, mi hermano, mi héroe, mi verdadero héroe estaba agonizando en una clínica, se estaba revolcando del dolor, yo lo veía como se revolcaba entre las sabanas y no había nada para calmarlo, no había medicamentos, no había alcohol, no había gasas, no había calmantes, no había nada todo por culpa de un maldito sistema que nos quería obedientes o muertos a todos. Se me estaba partiendo el alma en dos por verlo de esa manera, sus gritos parecían que me desequilibraban, no podía creer que todo eso fuese cierto, tenía que ser una mentira, sentía como mis lágrimas me rompían los ojos.
Al día siguiente, ese 29 de mayo a las 8:55 am, mi hermano ya había sentido tanto dolor que creo que ya no sentía nada, solo estaba pálido, con los ojos negros y apagados, entonces él me llama a mí que estaba en la puerta de la habitación observando como parte de mi vida se estaba muriendo, yo voy, acudo a él, él me toma de las manos, me mira a los ojos y me sonríe por última vez y me dice: “recuerda que los buenos ideales y las sonrisas viven por siempre, allí donde yo éste siempre serás mi pequeña hermanita, siempre te voy a cuidar, siempre te voy a arropar por las noches y desordenar tu cabello, nunca te rindas yo sé que tú puedes salvar al mundo si tú quieres, estaré contigo todas las mañanas mi pequeña heroína”. Y en ese instante me soltó la mano y murió, su mano estaba fría, ya no tenía vida, ya no estaba mi hermano allí. Yo no sabía ni como sentirme, llamé a mis padres me postré en un rincón y me desmayé.
Desperté en mi cuarto con una caricia de mi madre quien luego me dio un abrazo y lloramos juntas, se sentía tan vacío todo sin él, pero le iba a cumplir las promesas que internamente le hice, iba a luchar porque quería que nuestro hogar, nuestra tierra, nuestro país, nuestra Venezuela no sufriera de esta manera. Mi máscara, aquella máscara mística me estaba observando desde lo alto colgada en mi pared, no parecía que estuviese triste por mi sufrimiento pero parecía que lo comprendía, parecía como si me estuviese dando opciones, era como si me estuviese extendiendo la mano aun sin tener una. No sé qué tantos ofrecimientos me hizo pero yo los acepté todos, la agarré, la metí en una mochila junto con mi bandera, un suéter y unos guantes, y esa mochila la llevaría por muchos años. No voy a decir qué tanto pasó en el funeral de mi hermano, cualquiera se podría imaginar un río de lágrimas en Maracaibo, lágrimas que ése sol implacable no podría secar como si fuese un líquido cualquiera. Yo solo voy a decir que ese día, 30 de mayo a las 3:05 pm, ese día en que lo estábamos enterrando, ese desdichado día murieron todos mis miedos…


viernes, 4 de noviembre de 2016

NO SE DEFINE

Cuando aparecen tus palabras.
Sonrisas que no tienen explicación.
Nace lo que no sé con un abra kadabra.
Las nieves se hacen fuego sin razón.

Los versos se tropiezan entre ellos.
No hay dirección, no hay lugar.
Entonces veo tus ojos bellos.
Y entiendo que no te puedo amar.

No sé cómo amarte pero te amo.
Me consuelo entre flores y mentiras.
Te doy mis sentimientos en un ramo.
Para las noches solas que suspiras.

Te regalo mis deseos moribundos.
Es tuyo el viento y el mar que respiro.
Me ahogo entre lo absurdo y lo rotundo
Cada vez que te asomas y yo te miro.

Besar tus pies, tus piernas, tu boca.
Quiero tomar tu cuerpo y morir en él.
Que se escriba “amor” en la roca.
Quizá seas la poesía, el lápiz y el papel.